Toni era un apasionado de la ciencia, le encantaba andar con “cacharros”, como él los llamaba, no sólo era informático, si no que, en cuanto a alguien de la familia o de los amigos se le estropeaba algún artilugio, se ponía manos a la obra para arreglarlo si estaba en su mano. Esta vez era el ordenador de su sobrino Iván, quería hacer unas cuantas ampliaciones y, de paso, una revisión general para que se lo pusiera a punto, empezaba a fallar.
Después de dejar a Paula y volver a casa, Raúl debía haberse acostado, pues cuando llegó estaba todo en silencio y las llaves de su coche colgadas en la entrada. Suponía que estaría cansado, llevaba cuatro noches mal durmiendo en aquel hospital. Era temprano para irse a dormir todavía, así que comió algo rápido y se encerró en la habitación, intentando no hacer ruido para ir revisando el PC de Iván. Mientras estaba trabajando, se acordó de la conversación que había tenido con Paula aquella tarde.