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Blog oficial de la escritora Raquel Sánchez García
"Escribir es mi vida y mientras exista una persona a la que mis letras le entretengan, pondré todo mi empeño en intentar convertirme, a través del papel, en un complemento de su felicidad" (Raquel Sánchez García)

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Obras publicadas de Raquel Sánchez García

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miércoles, 5 de mayo de 2010

Fantasmas del Pasado

Pi, pi, pi, pi,pi...

Hummm... Mm Mm, 5 minutos más... Mm Mm Mm... No, no debo, venga, arriba, aunque... se está tan a gusto aquí... Vamos, no lo demores más, llegarás tarde.


Se levantó de un salto de la cama, no podía llegar tarde, hoy no, no estaría bien. Corrió hacia el baño, un baño la despejaría, lo necesitaba, necesitaba sentir el agua cayendo por su cuerpo. Bien, el baño estaba libre, se quitó el camisón, dejó su cuerpo al desnudo, se miró en el espejo, ahora no le gustaba lo que veía, pero quizás más adelante... Abrió el grifo, pronto los cristales se empañaron con el vaho, unas sales de lavanda para relajarse, se fue introduciendo en el agua tibia poco a poco, lentamente, apoyó la cabeza en la bañera, la espuma cubría apenas su cuerpo, se podían ver sus curvas. Se quedó adormilada.

Cras, cras...

- ¿Quién anda ahí? ¿Raúl? ¿Toni? ¿Hola?

Alguien la había estado observando, admirándola, recorriendo su cuerpo centímetro a centímetro con la mirada.

“Casi me descubre..., pero su cuerpo, ¡no puedo más!”, pensó alguien.  

Alicia cogió la toalla, se envolvió en ella y salió de la bañera. Miró el suelo y vio algunos tarros de sales rotos, tendría que recogerlo, se apresuró hacia la puerta con cuidado para no cortarse con los cristales... No había nadie, todo estaba igual fuera, las puertas de las habitaciones de Toni y Raúl estaban cerradas, todo estaba en silencio salvo el colgante de la puerta de la entrada, aún bailaba la mariposa haciendo un pequeño tintineo con sus alas. ¿Habría entrado alguien? ¿Pero quién?, todos estaban en casa, ¿un intruso? Alicia empezó a ponerse nerviosa, no quería convertirse en una neurótica, pero tenía miedo, después de lo ocurrido cualquier ruido, incluso el más mínimo, la asustaba. Volvió dentro, debía apresurarse.

*
- Buenos días.
- Bienvenida de nuevo, ¿cómo te encuentras? – preguntó Javier.
- Mejor, gracias, aunque sigo teniendo pesadillas y algún que otro sobresalto.
- ¿Sigues visitando al psicólogo?
- Sí, aún sí, aunque ya ha pasado algún  tiempo, creo que todavía lo necesito.
- Seguramente sí, bueno, tu puesto sigue siendo el mismo, seguirás con Paula en recepción, si no te encuentras bien o tienes cualquier problema házmelo saber, ya veremos que podemos hacer, ¿de acuerdo?
- Gracias Javier, creo que cuanto antes me reincorpore será mejor, además ya es hora que haga mi vida normal – respondió Alicia.
- Está bien, ahora a trabajar señorita.

*

- ¿Qué te ha dicho? ¿Seguirás aquí conmigo? Dime que sí... Pero venga, cuenta..., ¡no te quedes callada!
- ¡Ains Paula! Tú siempre tan..., no sé como decirlo..., sí, sigo siendo tu compañera.
- Bien, porque tengo un montón de cosas que contarte, pero siéntate que te pongo al día con el trabajo y, mientras, te cuento que en tu ausencia, Margarita, la de la quinta planta a...
- ¡Dios, me vas a volver loca!, ¿me contarás lo que le pasa a Toni también? – intentó sonsacar Alicia.
- De Toni, mejor que te lo cuente Raúl, pero escucha, como te decía Margarita...
*

La mañana transcurrió tranquila, Alicia se reincorporó al trabajo como si no hubiera pasado nada, parecía ayer su primer día. La gente no le hablaba mucho de lo ocurrido, lo que más hacían era chismorrear de los últimos acontecimientos entre el personal de la empresa, o si aquella famosa de la televisión iba a entrar en tal programa, o si iba a casarse con fulanito. Viéndolo desde fuera, más que una empresa de informática, se parecía al corrillo de los programas de corazón rosa del mediodía, pero eso la evitaba hacer pensar. 

Regresó a su puesto después de sacar un capuchino de la maquina de café, ya había escuchado suficientes cotilleos por hoy, prefirió volver al trabajo en vez de hacer la sobremesa en el comedor. Sobre el teclado de su ordenador había un sobre, olía bien, a rosas, y llevaba su nombre puesto.

      “Seguramente a Javier se le olvidó entregarme algo esta mañana, o Paula me ha dejado algo para entregar, aunque no lleva el membrete de la empresa, veamos a ver qué es”.

NECESITO VERTE ESTA TARDE,
 TE ESPERO A LAS 6,
FUENTE DEL ANGEL CAIDO DEL RETIRO.
 NO ME FALLES, ES IMPORTANTE. 
TENGO QUE CONTARTE ALGO
VEN SOLA.

- ¿Qué te pasa? Parece que hayas visto un fantasma, ¿qué tienes?, ¿qué es eso?
- ¿No me lo has dejado tú?
- No, pero ¿qué es? Dime
- Nada, olvídalo, es..., es..., es de Javier, es algo que tengo que enviarle a Máximo – mintió Alicia.
- Me habías asustado, pensaba que te pasaba algo, estás pálida, en fin, acabo de encontrarme con Fernando, el de la 3ª, está como un queso, estaba pensando en invitarle... y luego... quizás, después...

Alicia no oía apenas lo que Paula estaba contándole, tenía la cabeza en otro sitio, esta mañana alguien la espiaba y ahora recibía una nota citándola, ¿será la misma persona del piso? ¿Debo ir? ¿Se lo cuento a alguien? ¿Quién podrá ser?...


Autora: Raquel Sánchez García

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