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LA CRUZ DE ORO (2ª Parte)
No había despuntado el alba cuando ella lo despertó, le dijo que las Autoridades estaban recorriendo las casas en busca del objeto, habían ido al barrio pobre porque sabían que los Nobles no robarían algo así, le aconsejó que fuera a buscarla donde la hubiera dejado y la trajera a casa, al menos allí después de registrada una vez no volverían, estaría a resguardo de ser encontrada y pensarían después que hacer al respecto.
Así lo hizo, se encaminó a la Ermita, fue al altar donde la dejó, levantó el Santo con mucho cuidado y empezaron a temblarle las piernas, ¡no estaba!, pero si recordaba muy bien que ese era el lugar donde la había dejado, ¿alguien la habría cogido?, por un lado sería su salvación no podrían acusarle de algo que no tenía, nadie le vio cuando la cogió y nadie le vio dejarla allí pero otro cargaría con su culpa si le pillaban.