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Blog oficial de la escritora Raquel Sánchez García
"Escribir es mi vida y mientras exista una persona a la que mis letras le entretengan, pondré todo mi empeño en intentar convertirme, a través del papel, en un complemento de su felicidad" (Raquel Sánchez García)

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Obras publicadas de Raquel Sánchez García

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domingo, 25 de enero de 2009

Tregua

Después de la escena que habían ofrecido ambos, tanto Alicia como Raúl, estaban consternados. Alicia se encerró en la habitación llorando, tiró la ropa que había adquirido con Máximo en la silla del escritorio y se abalanzó sobre la cama. Las lágrimas brotaban por su rostro sin consuelo.

 - ¿Pero qué estará pensando sobre mí?, yo no he hecho nada malo, ¿por qué me recrimina así?, ¿qué le pasa? Parece como si estuviera celoso, por lo que puedo deducir le ha molestado que me fuera con Máximo y no me quedara con ellos el resto de la sobremesa. ¿Qué hago ahora? – se repetía Alicia.

Raúl se había ido furioso a su habitación, Toni intentó en varias ocasiones hablar con él pero desde dentro le gritó que le dejara, que no quería ver a nadie, incluso se cerró por dentro, cosa que nunca hacía, a no ser que estuviera acompañado y quisiera algo de mayor intimidad. Toni empezó a elucubrar si aquella noche que había estado en casa de su hermana habría ocurrido algo entre ellos dos y por eso ahora estaban así, era la única explicación que tenía todo aquel atolladero.

Al día siguiente, la casa estaba muy tranquila, no se oía nada, Toni estaba extrañado, normalmente desde su cuarto escuchaba la música que Raúl solía poner todas las mañanas al despertarse, mientras hacía algo de gimnasia y ahora no sonaba nada. 


Salió del dormitorio y vio la puerta de Raúl totalmente abierta, no había nadie dentro, fue hasta la habitación de Alicia y llamó para ver si había alguien. Ésta le respondió que enseguida saldría y desayunarían juntos. Ella estaba colocando la ropa dentro del armario, de la cual, de uno de los bolsillos, cayó una tarjeta con el teléfono de Máximo que recogió y escondió en uno de los cajones de la mesilla. 

Al entrar en la cocina, Toni se encontró una nota escrita a mano colocada sobre la puerta de la nevera, era de Raúl, le había llamado Javier diciendo que lamentablemente debían suspender sus días de vacaciones temporales, que habían surgido problemas en la empresa y  tenía que disponer de los dos, Raúl se iría adelantando y disculparía a Toni ante éste diciendo que no le había podido localizar, pero que, en cuanto leyera su mensaje se presentara en la oficina. Toni explicó a Alicia lo sucedido y se disculpó por tenerla que dejar sola y no cumplir lo que le habían prometido, ella, entendiendo la situación, le dijo que no importaba, que así podría descansar de estos días tan ajetreados y decorar la habitación a su gusto.

La semana fue pasando y la muchacha no coincidió con ninguno de sus compañeros el resto de los días, no sabía si habrían estado por allí estos días, pues según dejaba las cosas, así se las encontraba al día siguiente. Mientras tanto, ella había estado ocupada comprando algunas plantas y figuras que adornaran la estancia en la que iba a pasar la mayor parte del tiempo, así como haciendo la colada de cortinas, sábanas y edredón de la cama, ahora estaba todo más acogedor, con un buen toque femenino y de color, parecía otra cosa, reflejaba vida y alegría. De repente sonó el teléfono.

- Alicia, soy Toni, ¿qué tal éstos días?, te hemos dejado un poquito descuidada.
- Hola, no te preocupes, me teníais preocupada, no he vuelto a saber de vosotros desde el miércoles y estamos hoy a sábado ya, os he dejado varios recados en la empresa y no me habéis contestado a ninguno, ya pensaba que os habíais olvidado de mí. Todo bien por aquí, no he parado, ya me conozco algo de los alrededores de la casa, al menos en lo que se refiere a tiendas.
- Por eso te llamo, estamos bien los dos, esta tarde pasaré a buscarte sobre las seis, así que ponte guapa aunque mucho no te hace falta porque tú ya lo eres, nos vamos de cumpleaños, hoy conocerás al resto de la pandilla, es el cumple de Pablo. Luego te veo. Besos.
De acuerdo, hasta luego.

A las seis en punto estaba ya Toni llamando al telefonillo, cuando Alicia bajó esperaba encontrarse allí también a Raúl, estaba un poco nerviosa por la actitud que tendría éste al volver a verla pero, no fue así, no estaba. De camino, en el coche, Toni la contó que primero irían a un karting que habían colocado en la Plaza de Dalí con motivo de la exposición de Formula 1 de Fernando Alonso que estaban realizando en la misma plaza, después irían todos a cenar y por último, a tomar alguna copa por los pubs madrileños. Al fin Alicia conocería la marcha madrileña.

Al llegar al Karting ya estaban todos esperándoles, incluido Raúl, recibieron a la muchacha con los brazos abiertos, todos excepto Raúl, que ni siquiera le dirigió una mirada. Alicia parecía un miembro más. Toni y Pablo no se apartaban de su lado en ningún momento, ambos chicos se pelearon para montar con ella en uno de los coches, explicarla los detalles de la exposición y agradarla durante la cena. Alicia nunca se había reído tanto, todos bromeaban con la atención que ambos chicos la estaban brindando incluso, las chicas, la picaban haciendo que estaban celosas de tal actitud. Raúl, por su parte, era todo lo contrario, no se acercó a ella en ningún momento, aunque la observaba desde lejos, parecía que todo el rencor de aquella noche aún seguía vivo y difícilmente desaparecería. 

Alicia estaba disfrutando como una niña pequeña. Decidieron ir a la zona de Huertas a terminar de celebrar la fiesta. Era una zona, según le habían contado, llena de sitios de marcha,  donde sin necesidad de coger los coches podrían intercambiar de sitio fácilmente. Al llegar a uno de los pubs la gente comenzó a dispersarse, haciéndose pequeños grupos. Toni fue a por unas copas para él y para ella.

- Pensaba que nunca te iban a dejar sola – le dijo una voz por detrás.
- Tampoco es tan difícil acercarse a mí – respondió Alicia al reconocer la voz de Raúl.

Toni, al volver al lugar donde había dejado a Alicia y darse cuenta que, por fin, su amigo tan testarudo, se había aproximado a ella para aclarar las cosas, como le había estado aconsejando durante toda la semana, fue en busca del resto del grupo y les dejó hablar a solas.

- Me he comportado como un crío contigo, no debí hablarte así el otro día, no tengo ningún derecho y menos a actuar así durante el día de hoy, entiendo que estés enfadada conmigo, eres libre y puedes proceder según creas, yo no soy nadie para juzgarte, me he comportado como un egoísta – intentaba justificarse Raúl.
- La verdad es que no entiendo porque estás así conmigo, únicamente traté de ser amable con tus clientes y lo que viste del beso con Máximo...
- No sigas, no hace falta que me des explicaciones – la cortó Raúl – Máximo es un hombre soltero, tiene fama de mujeriego, aunque es muy selectivo y no elige a cualquier mujer para que le acompañe, en la empresa ya ha habido varias que han intentado cazarle y hasta ahora nadie lo ha conseguido, quizás haya puesto sus ojos en ti. Tendrás ocasión de comprobarlo, pues suele venir muy a menudo a la empresa, es uno de nuestros mejores clientes.
- Pero es que puede que yo no fije los míos en él, puede que a mí él no me interese – respondió Alicia mirando fijamente a los ojos de Raúl.
- ¿Y quién te interesa a ti? – intentó averiguar Raúl.

Volvió a crearse el mismo silencio que aquella vez que estaban en casa, la situación se repetía, aunque esta vez el sitio era diferente y estaban rodeados de gente. Raúl se acercó despacio a Alicia, la cogió de las manos y...

- Hola chicos, ¿qué hacéis aquí tan sólitos? La fiesta está por allí, os estáis perdiendo lo mejor, ¡mirad a Toni donde está!, no me puedo creer que esté haciendo esto, con lo tímido que es – era Pablo intentando llamar su atención.

Toni estaba subido en el escenario del pub con micrófono en mano, el karaoke funcionando y la voz del muchacho entonando la letra que iba pasando por la pantalla. De repente, mientras todos estaban riendo y viendo a Toni con su magnifica actuación, Alicia creyó ver algo, se quedó mirando fijamente la sombra de una persona al fondo de la sala que, al igual que ellos, estaba disfrutando de la canción. Sintió un escalofrío recorriendo todo su cuerpo, como si algo la avisara de un mal presagio.

- ¡No puede ser!, ¡es imposible!, será alguien que se parece a Sergio, pero la similitud es asombrosa. Estás obsesionada, estará a miles de kilómetros de aquí y no puede saber donde estoy – murmuró Alicia.
- ¿Decías algo? – preguntó Raúl entre el ruido de la multitud – ¿Tienes frío? Estas pálida como un panal de cera. ¿Salimos fuera?
- Sí, por favor, hace mucho calor aquí y creo que me estoy mareando.
- Pablo, ahora volvemos, Alicia no se encuentra bien. Vamos a tomar el aire un rato.
- No os preocupéis, pero no os vayáis muy lejos y a ver que me hacéis por ahí sólitos los dos – dijo a carcajadas Pablo.

Caminaron hacia la entrada del pub. Volvió a mirar al rincón de la sala, aquella persona ya no estaba. 

¿Quién sería? ¿Dónde habría ido? ¿Sería Sergio?


Autora: Raquel Sánchez García

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