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Blog oficial de la escritora Raquel Sánchez García
"Escribir es mi vida y mientras exista una persona a la que mis letras le entretengan, pondré todo mi empeño en intentar convertirme, a través del papel, en un complemento de su felicidad" (Raquel Sánchez García)

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Obras publicadas de Raquel Sánchez García

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miércoles, 17 de julio de 2013

Abrazando el Olvido: Mi cuaderno de viaje


Hace un año y medio, aproximadamente, comencé mi primera aventura.

El 24 de febrero de 2012 partía de manos de mi autora, Raquel Sánchez García, para emprender un largo viaje organizado por el grupo Algo más que lecturas de Facebook. A este tour lo llamaron "El Libro Viajero".

Al partir iba con muchos nervios, pero también muy ilusionada. Lo que en un principio había sido un pequeño proyecto iniciado para amigos, familiares y gente cercana, se había ido convirtiendo, poco a poco, en ver cumplido el sueño de mi escritora. Salía del círculo más próximo para pasar al mundo tecnológico y de allí al papel.

Ya era algo tangible y por eso ambas, ella como persona y yo como novela suya, tomamos la decisión de embarcarnos en el proyecto de este grupo. De esta manera, iniciaría un recorrido por personas ajenas y totalmente desconocidas que, sin pudor, podrían opinar de ambas sin pelos en la lengua.

Inicié mi viaje en Madrid, en concreto en el barrio de Puente de Vallecas, donde residía mi creadora. De la oficina de correos de este distrito, llegué a mi primer destino en unos días. No fue muy larga mi primera estancia pues, mi lectura es breve y amena, engancha y mis lectores no pueden parar de pasar página tras página. 

De este modo fui pasando de mano en mano. Alrededor de una treintena de personas me acogieron en sus casas. Conocí multitud de ciudades españolas. Territorio español sólo, porque este evento no fue posible realizarlo fuera de España dado su alto coste para los participantes residentes en el extranjero.

He vivido multitud de experiencias, sensaciones, emociones. He visto reflejado en el rostro de quien me tenía en sus manos alegría, pena, tristeza, esperanza, odio, he visto derramar lágrimas, incluso he traído recuerdos a la mente de aquellos que, tras leerme, recordaron a personas que ya no están en sus vidas, por desgracia.

El día 22 de mayo de 2013 regresé a casa, con la maleta llena de historias y anécdotas que contar, con un montón de opiniones y comentarios que quería hacer llegar a Raquel. Aquella ilusión con la que partí, aún seguía viva en mí. Volví con una mezcla de sentimientos. Por un lado, me quedaba una cosa por hacer. Transmitirle todo eso que yo había vivido a ella, para que disfrutara tanto como yo lo había hecho. Por otro lado, estaba triste por todas las personas a las que había tenido que abandonar y que no sabría si volvería a ver.

Mis páginas debían de emanar energía positiva, así lo sentía yo. Es raro decir esto cuando eres una cosa, algo que se considera que no siente ni padece, pero yo, a través de mis lectores, me he convertido en algo más que un libro, me siento una novela viva, capaz de sentir lo que sintió mi creadora al escribirme y capaz de vivir lo que sienten mis lectores al leerme.

He sufrido por los comentarios negativos que me han dedicado, no soy de piedra. Pero no he sufrido por mí, puesto que yo sólo soy una unión de letras con las que Raquel va jugando a su gusto según su imaginación, si no por ella. Por ver como se tomaría esas palabras menos buenas. Aunque su lema siempre ha sido aprender de ellas, de esas críticas que le hacen ver los errores que ha cometido y que, en el futuro, la harán mejorar su escritura, su forma de expresarse, de conectar con la persona que está al otro lado de sus escritos.

Lo peor son los silencios, los elogios por no quedar mal, no pensando así que eso hace más daño al escritor que un buen comentario sincero.

En esta experiencia ha habido de todo, opiniones muy buenas y otras más escuetas que no han llegado a decir si les he gustado o no, pero me quedo con lo mejor de todo: he conocido gente muy amable, gentil y generosa con la que no dudaría volver a vivir una aventura como esta.

Ese 22 de mayo esperaba en el cajetín del apartado de correos que Raquel tiene. Ansiaba su llegada a la oficina para que me recogiera y abriera el sobre que me contenía, pero ahí tuve mi primera sorpresa. 

No fue ella quien vino. Uno de sus familiares me sacó de mi estancia provisional y me llevó hasta casa.

Sabía que no era ella porque reconozco la forma y el tacto de sus manos.

La persona que me transportaba tenía unas manos grandes y fuertes, no pequeñas y con dedos largos como los suyos.

Tanto otros ejemplares hermanos míos como yo, habíamos pasado por esas manos suaves que con tanto mimo nos trataban.

Podía ser que estuviera ocupada, que hubiera salido unos días fuera y hubiera dejado encargado revisar el buzón en su ausencia.

Eso era, ¡seguro!

Aún estando todavía dentro del sobre, pude reconocer la mesa del escritorio. El olor de aquella estancia era inconfundible, olía a ella, a su colonia, estaba en casa por fin.

Todo aquello era extraño, habían pasado unos días y aún seguía allí. Nadie me había abierto, no oía su voz, sólo ruidos y voces familiares, pero no era la suya.

Tiempo después, por fin llegó el día. 

Me movían, me llevaban de acá para allá, no para limpiar el polvo del mueble donde me habían depositado. Iba en otras manos y notaba que estaba en otra estancia distinta. 

Cuando abrieron la solapa del sobre, apenas entraba una poca luz por la ventana. Cuando me fui acostumbrando, me di cuenta. 

Allí estaba ella, tumbada en la cama, con el rostro más pálido que cuando me marché, se la notaba débil, más bien torpe.

¿Qué pasaba allí?

— Hola, ¡has vuelto! —me saludó— Has tardado menos de lo que me imaginaba.
— Hola, sí, pero ¿qué ocurre aquí?
 No te fuerces oí decir a otra voz justo detrás de mí. 

Su madre. Hasta ahora no me había fijado que estaba allí.

Raquel me apartó a un lado. Su madre volvió a recogerme y regresé a mi antiguo aposento, justo delante de la pantalla del ordenador donde ella suele sentarse a escribir. Tocaba esperar.

Nadie podía oírnos, nadie entendía esa especie de lenguaje no hablado que Raquel y yo teníamos. Un idioma secreto por el que ambas nos expresábamos y por el que parecía que realmente hablábamos.

Días más tarde, pude enterarme que Raquel había sufrido un grave problema de salud durante mi ausencia. Apenas había pasado un mes, estábamos a finales de mayo y aún no estaba recuperada y lo que era más importante, a pesar de haber estado hospitalizada y tener una larga recuperación que la llevaría a estar fuera de juego hasta, posiblemente, un año después de aquella ingrata jugada del destino, ella seguía empeñada en que nadie notara que no estaba presente en las redes o en su vida diaria. Es por eso que había delegado sus tareas en sus familiares e incluso, a ratos, cuando ella misma se encontraba con fuerzas, se ponía manos a la obra para revisar trabajos, publicaciones, vídeos o escribir estas líneas que hoy os estoy contando. De esta manera mantenía su mente ocupada y la hacía evitar pensar en todo lo que había pasado y lo que le quedaba por delante.

Su fuerza de voluntad es tal que, después de leer los comentarios que cada uno de vosotros le habéis dejado escrito en mis páginas, no sólo me ha otorgado un lugar privilegiado en el salón de su casa, a la vista de todas las visitas, para que el que quiera pueda leer esas opiniones vertidas sobre mí, si no que también ha querido que yo haga de mensajera para haceros llegar este regalo.

Un regalo en forma de vídeo, donde aparecen todas y cada una de las personas que han compartido conmigo un rato de lectura a lo largo de todo este proyecto llamado "El Libro Viajero".


Abrazando el Olvido: Mi cuaderno de viaje 






A mí sólo me queda despedirme de vosotros, daros las gracias en nombre de Raquel y el mío propio por habernos hecho vivir todas esas emociones y principalmente por, como alguno habéis dejado escrito, no haberos sido indiferente.



Un fuerte beso y abrazo de vuestra amiga la novela:
Portada antigua (2010)
Portada nueva (2013)



















Hasta siempre.

8 comentarios:

Laura Arena dijo...

Hola Raquel: He leído tu reseña acerca del recorrido del libro. Espero que puedas capitalizar esta experiencia, que te sirva para retroalimentar tu tarea. Te escribo desde la nueva cuenta que abrí, ya que he iniciado un blog. Ya te leeré y comentaré como te había prometido.Un abrazo y que sigas mejorando.

Raquel Sánchez dijo...

Hola Laura, soy yo misma, Raquel. Me alegra volver a saber de ti. Sin dudarlo visitaré tu página, envíame por privado su enlace para poder hacerme seguidora de ella. Gracias por tus deseos, amiga. Un saludo.

Unknown dijo...

Una idea muy buena para que tu novela viaje y la gente disfrute de su lectura. Felicidades por el proyecto Raquel. Un besote

Vivir, a sorbos, beso a beso hasta morir de felicidad dijo...

Una emotiva y muy humana entrada, Raquel Sánchez García, me encanta ver que vas recuperándote y que vuelves a tener ánimos para escribir cosas tan emotivas y hermosas. Ojala y estés por aquí más a menudo, significará que vas dejando atrás lo que te aquejaba y que vuelve a ti la salud y la fuerza. Un abrazo y que no te paren!!

Raquel Sánchez dijo...

Gracias Alicia y Frank, la verdad es que ha sido una experiencia inolvidable y muy gratificante. Me alegra que os haya gustado y gracias por tus deseos Frank, estoy poniendo de mi parte para que así sea. Que no nos paren a ninguno!!!!

k@ry dijo...

Emotiva y preciosa entrada llena de tantos sentimientos. El libro viajero dejó de ser una cosa, me transmitió a través de esta lectura que fue parte tuya, parte de tu alma. Con sentimiento propio por así decirlo. Deseo que ya quede en el olvido tu problemita de salud y te sientas mucho mejor día a día hasta alcanzar la recuperación total. Y que sigas escribiendo y regalarnos tus lindas letras. Un beso grande.

Raquel Sánchez dijo...

Gracias K@ry por tus palabras. Como le dije a otro seguidor, lector del blog como tú, seguiré escribiendo mientras haya alguien a quien le guste lo que hago, me siga divirtiendo y haciéndome feliz como hasta ahora.

k@ry dijo...

:-D Me alegro mucho. No hay nada mejor que hacer lo que nos gusta y más si nos hace sentir feliz. ♡